Redacción. Madrid
El pasado mes de julio el Servicio de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular de los hospitales universitarios Montepríncipe (HMM) y Torrelodones (HMT) realizó la reparación de un aneurisma de aorta abdominal en un paciente con una enfermedad pulmonar de base severa (EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica) que impedía su tratamiento mediante cirugía abierta, y cuya arteria renal derecha nacía directamente del saco aneurismático; una técnica llevada a cabo en el HMM y que se realizaba por primera vez en la sanidad privada madrileña.
Esquema de la intervención. Fuente: HM.
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Según explica el Dr. Luis Miguel Izquierdo Lamoca, jefe del citado servicio y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, para tratar al paciente se decidió la colocación de una endoprótesis fenestrada hecha a medida para este caso.
El Servicio de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular del HMM y el HMT cuenta con un equipo con amplia experiencia en procedimientos mínimamente invasivos y al que este año se ha incorporado una nueva cirujano vascular, experta en este tipo de endoprótesis, la Dra. Marta Ramírez Ortega.
“El primer paso consistió en el diseño de una prótesis basándonos en las reconstrucciones tridimensionales de la aorta del paciente realizadas con angioTAC en nuestro hospital”, explica el experto. Estas mediciones se enviaron a una empresa experta en la materia, que llevó a cabo la confección de una prótesis a medida del paciente con una ventana para la arteria del riñón.
“Este caso, realizado en el HMM, se realizó bajo anestesia locorregional y fue un éxito completo”, asegura el Dr. Izquierdo Lamoca, asegurando que su abordaje ha permitido “no sólo reparar el aneurisma en un paciente en el que una cirugía abierta hubiese supuesto un riesgo vital elevadísimo, sino además conservar su riñón derecho, que de otra forma se hubiese perdido”.
Causas y tratamientos del aneurisma
A causa de la arteriosclerosis, entre otras posibles causas, la pared de la aorta, principal arteria del organismo, se puede debilitar y, debido a la presión arterial, empezar a dilatarse; esta dilatación es lo que se conoce como aneurisma.
“El crecimiento de los aneurismas es progresivo y supone un riesgo para la salud, pues pueden llegar a romperse, situación gravísima que tiene una elevada mortalidad, al conllevar una hemorragia masiva”, señala por su parte la Dra. Ramírez, recordando que los aneurismas de aorta son una enfermedad frecuente que, dejada a su evolución, puede causar la muerte. No obstante, “afortunadamente, cuando se diagnostican de forma precoz, pueden ser controlados y tratados adecuadamente”, insiste.
El tratamiento endovascular de los aneurismas de aorta abdominal es una alternativa a la clásica cirugía abierta y para pacientes de alto riesgo puede ser la única opción terapéutica. Tal y como explica el Dr. Izquierdo Lamoca, este abordaje “es menos invasivo y agresivo que el tratamiento quirúrgico abierto”, ya que a través de una punción o mínima incisión en las ingles, y con ayuda de rayos X, se canaliza la arteria aorta y el aneurisma. Mediante guías y catéteres se introduce una prótesis plegada hasta una posición determinada, en la que se libera y despliega. “Ésta se fija desde el interior a la pared de la aorta sana, por encima y por debajo del aneurisma, haciendo pasar ahora la sangre por el interior de la prótesis, con lo cual el aneurisma no recibe presión directa de la sangre quedando excluido de la circulación”, continúa el jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular del HMM y el HMT.
Sin embargo, el tratamiento endovascular no puede ser utilizado en todos los pacientes; en algunos casos, la forma o el tamaño del aneurisma lo impiden. En este sentido, la experta señala que el nacimiento de una arteria visceral desde el saco aneurismático es una de las limitaciones más frecuentes. “Por ello, se han desarrollado endoprótesis que presentan orificios o ventanas (fenestraciones) que se acomodan con el nacimiento de las arterias que salen del aneurisma, o cerca de él, e impiden que durante la colocación de la endoprótesis se produzca su oclusión, permitiendo de esta manera el tratamiento endovascular”, concluye.
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